Oh Dios, señor de los que
dominan,
Guia Supremo que tienes en tus
manos las riendas de la vida y la muerte.
Escúchame:
Haz, Señor, que mi alma no vacile
en el combate,
y mi cuerpo no sienta el temblor
del miedo.
Haz que te sea fiel en la guerra,
como lo fui en la paz. Haz que el silbido agudo de los proyectiles alegren mi
corazón.
Haz que mi espíritu no sienta la
sed, el hambre,
el cansancio y la fatiga, aunque
lo sientan mis carnes y mis huesos.
Haz que mi alma, Señor, esté
siempre dispuesta al sacrificio y al dolor,
que no rehuya, ni en la
imaginación siquiera, el primer puesto de combate,
la guardia mas dura en la
trinchera, la misión más difícil en el ataque.
Pon destreza en mi mano para que
el tiro sea certero,
y caridad en mi corazón.
Haz, por favor, que sea capaz de
cumplir lo imposible,
que desee morir y vivir al mismo
tiempo.
Morir como tus Santos Apóstoles,
como tus Viejos Profetas, para llegar a Ti.
Señor te pido que mi cuerpo sepa
morir con la sonrisa en los labios, como murieron tus mártires. Te ruego
mantengas mi arma en vela y mi oído atento a los ruidos de la noche.
Te pido por mi guardia constante
en el amanecer de cada día y por mis jornadas de sed, hambre, fatiga y dolor.
Si llegara a cumplir estos
anhelos, podrá entónces mi sangre correr con júbilo por los campos de mi
Patria,
y mi alma subir tranquila a
gozarte en el tiempo sin tiempo de la eternidad.
Señor, ayúdame a vivir, y de ser
necesario,
a morir como un soldado.
Concédeme Oh!
Rey de las Victorias, el perdón
de la soberbia.
He querido ser el soldado mas
valiente de mi Ejército y,
el colombiano más amante de mi Patria.
Perdóname este orgullo,
Señor.