Jesucristo, que viendo tu ejemplo de dinamismo, entusiasmo y
deseos de cambiar el mundo, no me quede con los brazos cruzados, sino que siga
tu ejemplo y me lance con intrepidez a hacerte reinar en los corazones de mis
hermanos los hombres.
Puntos a Meditar:
1. Cristo, hombre posesionado por la misión
Cristo se presenta como un hombre entregado a la realización
del plan del Padre: salvar al hombre. Toda su vida está polarizada en torno a
la misión. En el campo de las relaciones humanas todo lleva una
intencionalidad, no hay lugar en Él para una amistad neutra, sabe orientar todo
hacia el anuncio del Reino de Dios. Así, cuando algunos discípulos de Juan
Bautista quieren saber quien es Él, que hace, donde vive, les invita a
acompañarle; después de la conversación, éstos jóvenes inquietos han sido
ganados para la causa del Reino. Cuando entabla conversación con la mujer de
Samaria (Jn 4, 4 ss) como sabe llegar con finura psicológica y con habilidad
pedagógica hacia una realidad trascendente, hacia el terreno de su misterio
personal y de su misión.
2. El alimento de Cristo
Necesitamos, como Cristo, no tener otro alimento que la
voluntad del Padre. Alimentar nuestra psicología, criteriología, nuestro mundo
afectivo y sentimental, nuestra voluntad con la riqueza, el esplendor y la
enjundia del Plan de Dios.
A Cristo todas las realidades materiales le hablan de Dios,
todo es oportunidad para anunciar el mensaje de Dios...
3. Cristo un hombre dinámico
En toda la vida de Cristo, en su persona y en su psicología,
una fuerte tensión: no es un tipo apático, amorfo, flemático, comodón,
instalado, sino un hombre que mira hacia el horizonte del mundo, escruta los
signos de los tiempos, lucha y se esfuerza con ímpetu por llevar al cabo la
tarea encomendada. Es un hombre dinámico, impaciente, si podemos hablar así,
por la misión : " Yo he venido a echar fuego sobre la tierra. ¿ Y qué he
de querer sino que encienda?" Tengo que recibir un bautismo, ¡ y como me
consumo hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer la paz a la tierra?
No he venido a traer la paz, sino la espada." (Lc 12, 49-51).
Citas bíblicas Is 52, 13-15; 53,12; Sal 30,
2.6.12-13.15-17.25; Heb 4,14-16;5,7-9; Jn 18, 1-19,42.
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