¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima!
Vos sois la criatura más noble, la más sublime,
la más pura, más bella y más santa de todas.
¡Oh si todos os conocieran, Señora y Madre mía,
si todos os amaran como Vos merecéis!
Pero me consuelo porque tantas almas dichosas en el Cielo
y en la tierra viven enamoradas de vuestra bondad y belleza.
Y me alegro más porque Dios os ama a Vos sola más que a
todos los hombres
y ángeles juntos.
Reina mía amabilísima, yo, miserable pecador,
también os amo, pero os amo poco en comparación de lo que
Vos merecéis;
quiero, pues, un amor
más grande y tierno hacia Vos,
y esto Vos me lo habéis de alcanzar,
ya que amaros a Vos y llevar vuestro Santo Escapulario es
una señal de predestinación a la gloria, y una gracia que Dios no concede sino
a los que eficazmente quiere salvar.
Vos, pues, que todo
lo alcanzáis de Dios,
conseguidme esta gracia:
que mi corazón arda en vuestro amor,
conforme al afecto
que Vos me mostráis;
que os ame como verdadero hijo,
ya que Vos me amáis con el amor más tierno de Madre,
para que, uniéndome con Vos por el amor aquí en la tierra,
no me separe de Vos después en la eternidad.
Amén.
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