Nuestro Señor Jesucristo, que me libres de los ataques
constantes del enemigo malo. Haz que no se ensañen conmigo. Sálvame de muerte
repentina de tempestades, rayos. Incendios, de vecinos inconvenientes. Si
cayere en prisión, consuélame y ayúdame a salir de ella con honra, con la
frente en alto: de gente envidiosa y malintencionada, aléjame.. Y con tus
vestiduras cúbreme de todos los peligros que ante mí se presenten, puesto que
por tu intercesión se lo pido humildemente a la Santísima Trinidad, a Dios
Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo. Amen
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