La palabra vela o cirio, procede
del latín (candere) y su significado es brillar.
Desde el tiempo de nuestros
antepasados los romanos y los griegos se han utilizado medios de iluminación
para el interior de la casas y posteriormente se están consumiendo incluso
dentro de los santuarios y templos y en casi todas las ceremonias de cultos y
rituales de prácticamente todas las religiones tanto orientales como
occidentales.
Desde el siglo IV, las velas han
sido un medio de ofrenda a Dios, a las Vírgenes y a los santos en acción de
gracias o para pedir un favor.
En la Iglesia Católica se
bendicen las velas el día de homenaje a cada Santo. También la noche del sábado
anterior al domingo de Pascua de Resurrección, se bendice El Cirio Pascual, que
se encenderá todo el año durante el ritual de la Santa Misa y otras ceremonias
de su liturgia.
La vela, cuando se utilice para
un ritual o trabajo, debe encenderse con una cerilla o alguna ramita prendida y
no debe apagarse soplando, debe hacerse con un apagador de velas de metal, que
actualmente se pueden encontrar sin problemas en el mercado y que suelen ser de
bronce, mientras no dispongamos del apagador, podemos utilizar un pequeño vaso
o copa de cristal o metal. O bien se apagan comprimiendo la llama entre los
dedos de forma rápida, así no corremos el riesgo de quemaduras.
En los rituales con velas es muy
importante tener en cuenta cual es el color que se utiliza.
Al igual que el sonido, si
observamos atentamente, la luz de una vela emite una vibración que podemos
percibir perfectamente con nuestros ojos.
Podemos acompañar nuestros
momentos de intimidad en nuestra casa encendiendo una vela, tanto para
sentirnos cómodos y relajados, como para meditar, practicar el yoga, la
concentración mental, etc.., como para obtener beneficios según su color,
puesto que ayuda a aflorar cualidades que todos tenemos en nuestro interior y
que hacen anular todos nuestros defectos.
Con las velas protegemos a los
demás y a nosotros mismos contra los ataques del mal.
Con el uso de las velas
coloreadas podemos, entre otras cosas, combatir los celos, la avaricia, la
discordia, el rencor, el odio, la depresión, la tristeza, los peligros, la
violencia, etc..., en definitiva, todas aquellas cosas negativas que nos poseen
o que se presentan en nuestro entorno provocadas por nuestros semejantes o
cualquier otra razón.
El fuego siempre ha sido
relacionado con aspectos mágicos y religiosos de la naturaleza. Las primitivas
lámparas de piedra, antecedentes de las velas, sirvieron para contener el fuego
oculto y eterno de la vida, la luz. Actualmente este es un arte prácticamente
desconocido para el público en general.
El fuego, como elemento sagrado,
se convirtió en creencia entre las antiguas civilizaciones, y comenzó a
utilizarse para dar respuestas sobre el destino tanto individual como
colectivo. Así ha llegado hasta nosotros y es por medio de las velas que
podremos tanto interpretar un mensaje de seres superiores, realizar rituales de
magia para nuestro beneficio y progreso y además utilizar este elemento en la
decoración y creación de climas especiales dentro de nuestro hogar.
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