San Miguel Arcángel,
Príncipe de la Milicia Celestial,
acompáñanos con tus ángeles
en este lugar de trabajo.
Que tus ángeles nos protejan.
No permitas que nada malo nos
pase
y que nada malo hagamos.
Y que otra partida de tus
ángeles,
¡Oh, Príncipe de la Milicia
Celestial!
vuelen a nuestros hogares,
invadan nuestras habitaciones,
rodeen a nuestros seres queridos
y los protejan allí donde estén,
allí donde vayan,
para que nada malo les pase.
Amén.
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