Dulce Madre del Valle,
la de entornados
ojos:
con cuanto amor mi alma
en la tuya se extasía
para llenar tus manos
de luz y de ambrosía.
Tuya es mi mente,Madre;
tuyo lo más sagrado
que mi pecho
encierra;
lo ofrecí desde niño
cuando a tus pies
postrado,
tímido, emocionado,
en mis manos llevaba
las flores del
cariño.
Yo me acuerdo de Ti, sí,
en mi dulce inocencia
cuando en tus dulces
ojos
se encontraban los
míos,
y mirándote fijo
brillaba en mi
conciencia
el faro de tu amor
haciendo claros mis
días.
Y yo rezaba,
sin murmurar
plegarias,
como rezan los niños
cuando son inocentes,
pidiendo en mis
sollozos
fueras intermediaria,
ante el excelso trono
del Dios,
bueno y clemente.
Y pasaron los años,
después de largos
sueños,
mis pasos te
siguieron
entre espinas y
cardos,
cuando esfuerzos ingratos
tronchaban mis
ensueños,
Tú me dabas aliento
con tus manos de
nardos.
Cuajó un día mi ilusión
en un cáliz de oro,
se llenaron mis manos
de fragancia de
lirios,
ensancharon mi pecho
los himnos que te
imploro,
son los himnos
supremos
de mi amor y delirio.
Hacer la petición y rezar "Bendita sea tu Pureza",
La Salve y tres Avemarías.
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