Aquí vengo con la fé de un alma cristiana
a buscar la misericordia en situación tan angustiosa para
mí. No me desampares y la puerta que quiera abrirse en mi camino, sea tu mano
poderosa, la que la cierre para no entrar en ella, si no me conviene o me la
dejes abierta si ha de volver mi tranquilidad tanto tiempo deseada.
A tus pies dejo esta suplica, que te hace un alma obligada
por el destino a grandes sufrimientos que ya no puede combatir, si tu mano
poderosa no detiene la ley de la razón. Dios mío, perdona los desaciertos que
he cometido yo durante esta existencia, la cual llevo de frente, dame fuerzas
para soportar las amarguras de mi vida.
Amén.