Pronunciar con fe esta oración siete días seguidos,
encendiéndole siempre una vela blanca a la Virgen de San Nicolás y rezando
conjuntamente el Santo Rosario. La plegaria dice así:
Madre mía Celestial,
en este día en que me siento agotada,
sólo pienso en tu Hijo
que llevó su Cruz a cuestas,
que cargó todo el dolor sin expresar una queja.
Cuánto sufrió Jesús
por el mundo y sus pecados,
y también pienso por Ti,
tu dolor no se compara;
nada ni nadie en la tierra
sufrió lo que Tú sufriste.
Madre, perdón por mi egoísmo;
sé que pronto me harás llegar
el alivio que necesito;
mientras tanto, te seré fiel,
pues estoy segura de que me has escuchado,
sé que estoy iluminada
y me siento resguardada con tu protección.
Amén.