Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado,
porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación.
“Te doy gracias, Señor,
Porque puedo trabajar.
Bendice mis labores y las de
Mis compañeros.
Danos la gracia de conocerte a través
Del trabajo de todos los días.
Ayúdanos a ser servidores
Incansables de los demás.
Ayúdanos a hacer de nuestro
Trabajo una oración.
Ayúdanos a descubrir en el trabajo
Una posibilidad de construir
Un mundo mejor.
Maestro, como el único que puede
Saciar nuestra sed de justicia,
Concédenos la gracia de liberarnos
De toda vanidad y de ser humildes.
Te doy gracias, Señor,
Porque puedo trabajar.
Amén.”