En tu santo nombre,
San Cipriano,
yo rezo y confío
mi devoción a ti,
líbrame de todo peligro
y daño del prójimo,
líbrame de lo malo y de todo
animal rabioso y venenoso,
líbrame de las malas lenguas,
líbrame del maleficio maligno,
protégeme con seguridad en mis viajes,
aclárame el camino, aleja de mi los peligros y malhechores,
líbrame también de toda tentación de mis enemigos.
Permíteme que aunque tenga lengua, no me hablen.
Esta gracia te la pido por tu santidad
y por lo que en tu vida juraste ser
defensor contra los daños y peligros que rodean al hombre.
Te ruego Santo mío,
que así me alcances para mí,
por intersección gloriosa para dios.
Amén.